Salud entre las piernas

Estos últimos días he leído y participado en diversos foros sobre el cambio modal. El objetivo prioritario de todo plan de movilidad sostenible debe ser reducir el uso del coche y no pasar viajeros de un medio eficiente a otro. Y tal y como explicaba en un post anterior, no todos los viajes que se producen en bicicleta pública vienen del coche. Tampoco lo son aquellos que se producen en bicicleta privada. Por eso se debe hacer hincapié no sólo en atraer a la gente a medios de transporte sostenible, en sino disuadir del uso del coche.

Sin embargo, hay un caso específico: el de los viajeros del transporte público trasladados a la bicicleta pública (o privada). Aunque este trasvase apenas tiene efectos en la reducción de CO2, sí que podría llegar a tener efectos positivos como es el de la reducción del sedentarismo y la consiguiente mejora de la salud de los usuarios. Precisamente estos días publicaba la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) los resultado de una encuesta sobre salud (El Mundo). Algunos de los resultados son muy esclarecedores:

  • El 24% de los españoles no hace ningún tipo de ejercicio, el 34% dedica menos de una hora a la semana a realizar ejercicio físico, el 12% entre 60 y 150 minutos y el 30% más de 150 minutos – desvela el estudio. «Lo ideal sería practicar una hora al día de ejercicio moderado/intenso durante cinco días a la semana» – apunta para el artículo del períodico José Luis López Sendón, jefe del servicio de Cardiología del Hospital La Paz de Madrid. O sea que si vamos todos los días en bicicleta a nuestro lugar de trabajo o estudios y si ese centro está a 30 minutos de casa habremos cubierto las necesidades básicas de ejercicio físico para toda la semana. Los desplañazamientos en bicicleta pública suelen ser un poco más cortos que los de bicicleta privada, posiblemente debido al menor confort de la primera. De hecho, según el Balance General de la Bicicleta Pública en España de 2011, que está apunto de ser publicado y del que somos autores Esther Anaya y yo, el 65% de los sistemas de bicicleta pública registran una duración media por prestamo de menos de 30 minutos.  Sin embargo, esa contribución de la bicicleta pública en tiempo de ejercicio físico no es despreciable y puede introducir un cambio en los hábitos sedentarios que padece la sociedad.

  • «La encuesta también revela cuáles son las actividades deportivas preferidas por hombres y mujeres. Ellos se decantan por el ciclismo, el jogging, la natación y el fútbol; y ellas por el jogging, fitness, ciclismo, bailes de salón, yoga y pilates». Por lo tanto, cuando la gente se decide a hacer ejercicio, la bicicleta es uno de los deportes más practicados. Hay potencial ahí. Sólo falta mostrarles que además de un medio deportivo es un medio de transporte
  • Por último el estudio señala que las personas que menos ejercicio físico practican son las que más tiempo libre tienen y las que viven en Canarias. Es decir, que «las dos excusas del tiempo», la falta de tiempo y el mal tiempo no son válidas a la hora de no usar la bicicleta.

La periodista de El Mundo hace una introducción muy elocuente con la que yo voy a terminar: «Imagine una pastilla que ayude a prevenir enfermedades cardiovasculares, reduzca el riesgo de ciertos tipos de cáncer, disminuya el estrés y la depresión y refuerce las musculatura y los huesos. ¿La compraría? No es una entelequia, aunque tampoco una pastilla. Es el ejercicio físico.» Yo añadiría, o la bicicleta como medio de transporte.

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