BiciElx, el sistema de bicicleta pública de Elche registó en 2011 58.509 préstamos (Diario Información). Esto significa que el año pasado hubo casi 60.000 viajes en bicicleta pública a los que hay que sumar los que se produjeron en bicicleta privada.
Y cuanto más aumenta el número de ciclistas en una ciudad, más salen a relucir los errores de planificación. En Elche los primeros conflictos entre peatones y ciclistas ya se han comenzado a producir dando lugar a la queja de algunos peatones. A nivel de infraestructuras, el colectivo Margalló, que desde hace años promueve el uso de la bicicleta en Elche, señala a las aceras-bici como una de las causas porque ponen a los ciclistas «en confrontación con el peatón» (Diario Información). En aquellas calles en las que la velocidad e intensidad del tráfico motorizado lo permita, es preferible introducir vías ciclistas no-segregadas, evitando así conflictos con peatones y aumentando la visibilidad y por tanto la seguridad de los ciclistas.
A veces los conflictos bicicleta-peatón están provocados por el mismo ciclista. Tal y como admite la Unión Ciclista Rafael Rodríguez, algunos «cruzan pasos de cebra como si fueran un peatón, pero a velocidad de un ciclista» (Diario Información). Esto no sólo provoca un problema de convivencia con los peatones que cruzan, sino que pone en riesgo la propia seguridad del ciclista al aparecer repentinamente ante un coche sin la adecuada señalización.
Es precisamente para evitar estos y otros comportamientos incorrectos de los usuarios de la vía, que las instituciones públicas deben hacer hincapié en las campañas de concienciación y en la educación vial. Así lo recomienda también el colectivo ciclista Margalló que lo resume muy bien en esta frase: «A mucha gente le choca ver una línea en medio de la carretera. Esta no sirve para separar sino para dar visibilidad al ciclista, pero no ha ido acompañado de ninguna campaña, sino que nos han asignado -a los ciclistas- el papel de concienciar a los coches»(Diario Información).
Como conclusión, algo que no nos cansamos de repetir: la bicicleta pública no es la panacea de la movilidad sostenible, sino una medida más para promover la bicicleta y por tanto tiene que ir acompañada de otras muchas acciones complementarias.