En Zaragoza han hecho un análisis de la evolución de la demanda de Bizi que merece la pena comentar. Tal y como muestro en el gráfico de abajo, basado en datos del Periódico de Aragón, el número de abonados anuales se mantiene casi igual en 2012 con relación a 2011. Además, llama la atención que la cantidad de personas en lista de espera ha descendido considerablemente los últimos dos años como consecuencia de un mayor número de altas y un menor número bajas en los abonos. Hay que recordar que la bicicleta pública de Zaragoza fija un número máximo de abonados, lo que ha provocado listas de espera para acceder al servicio. Estas listas de esperas han sido algunas veces criticadas, pero en mi opinión, su existencia puede estar más que justificada para controlar una demanda desbocada y aquí tenemos una prueba.
Según el periódico del que extraigo esta noticia la rotación de Bizi asciende a 9,5 préstamos por bicicleta y día. A mi juicio, esta cifra puede estar inflada, ya que según mis datos la máxima rotación de España se sitúa en 6,6 y la de Zaragoza en 2010 era de 5,7. Pero dejando de lado la exactitud de la cifra, está claro que el sistema de bicicleta pública ha sufrido una demanda excesiva. Muchas veces nos referimos a la alta rotación como un indicador de uso positivo, pero una rotación demasiado alta también puede dar lugar a una baja calidad del servicio. El Ayuntamiento de Zaragoza alude a la migración a la bicicleta privada y la no ampliación del servicio a nuevos barrios, como razones para el descenso de su demanda (Periódico de Aragón). Sin embargo, yo no me olvidaría de la calidad del servicio. Sin duda una demanda excesiva, hace que más bicicletas estén en movimiento, que menos bicicletas estén disponibles en las estaciones, que se reduzca la fiabilidad y que por tanto, más usuarios desencantados se pasen otro medio de transporte. Es un fenómeno de auto-regulación.
No nos vamos de Zaragoza, pero nos desplazamos a un tema muy diferente. Según el Heraldo de Aragón, el número de accidentes con bicicletas involucradas subió de 84 en 2007 a 116 en 2008 (año de inauguración del Bizi). Cuatro años después, en 2012, esta cifra se sitúa en casi el doble, 226. En primer lugar, hay que recordar que que haya más accidentes en números absolutos no quiere decir que haya aumentado la peligrosidad. Habría que ver si el número de desplazamientos en bicicleta también se ha duplicado en estos cuatro años. Si estos datos realmente mostraran una mayor peligrosidad, habría que acudir a la raíz del problema. Tal y como señala el periódico, la agresividad en la calzada, el respeto de las normas de circulación y la invasión de la bicicleta del espacio peatonal son tres posibles causas. Para optimizar estrategias sería interesante saber en qué proporción están involucrados los usuarios del Bizi y cuántos de los que tienen accidentes son nuevos usuarios de la bicicleta.