Arancleta, la bicicleta pública de Aranda del Duero languidece. El sistema de bicicleta pública, que llegó a tener 11.000 usuarios inscritos, tiene actualmente sólo tres. El Ayuntamiento quiere revitalizar el sistema y para conseguirlo baraja todo tipo de ideas: reducir o quitar la fianza, aumentar el periodo de uso gratuito, cambiar el parque de bicicletas, implementar medidas de sanción contra el vandalismo, mejorar la seguridad vial formando a ciclistas y conductores, abrir el sistema a turistas o incluso hacer bicicletadas para llamar la atención de los ciudadanos sobre el servicio. El Ayuntamiento se ha planteado un año como plazo para el resurgimiento del sistema, si no lo consigue la bicicleta pública podría desaparecer en Aranda (Diario del Duero y Diario de Burgos).
En Segovia andan con problemas similares. Sin embargo, a pesar de los altos costes, el bajo uso y las dudas sobre cierre, todavía funciona el servicio de bicicleta pública y parece que lo hará por lo menos este año. El Ayuntamiento apuesta un año más por el sistema porque «no todo hay que mirarlo en términos monetarios, cumple una misión educativa muy importante, esa es su rentabilidad». Lo que sí se verá reducido es el número de bicicletas que pasará de 195 a 167 (el 46% eléctricas). Las que se eliminan se encontraban en mal estado de conservación y se han vendido a 0,17 euros/kg, precio que incluye el transporte y tratamiento de reciclado (Adelantado).
Donde ya desapareció la bicicleta pública es en Mérida. Lo hizo en enero de este año. Para volver a ponerla en marcha hacen falta 28.000 euros anuales. Como el Ayuntamiento no está dispuesto a asumirlos, está buscando alguna empresa que, por esa cantidad, se quiera publicitar en las en bicicletas y las estaciones (El Periódico de Extremadura).