El 22 de junio se presentó oficialmente el nuevo Plan de Movilidad de Salamanca; sin duda un hecho importante, el cimiento a largo plazo de la movilidad sostenible de la ciudad. En la prensa encuentro que entre sus principales medidas destacan la peatonalización del centro, la ampliación de la red de vías ciclistas y la de estaciones de bicicleta pública, con 11 más, en diferentes fases (Salamanca 24horas). Buenas intenciones todas ellas.
Sin embargo, en mi búsqueda de información me topo con imágenes de las vías ciclistas de Salamanca y me sorpendo al ver que todas son aceras-bici. «Mala señal», me digo, «pero puede ser una casualidad». En un blog me encuentro las primeras críticas al Plan (Salamanca en Bici) y confirmo mis sospechas. El Plan de Movilidad en ningún caso concibe la vía ciclista integrada en el tráfico, define una zona 30 pero de tamaño ínfimo y sólo nombra una vez el tema del aparcamiento para bicicletas sin concretar nada. Elaborar un plan de movilidad sostenible sin esos tres pilares es no incidir en la raíz del problema. Como ya he dicho en muchas ocasiones, la bicicleta pública no lo es todo, sino parte de ese todo. La bicicleta pública es una herramienta más de una estrategia integral. Si se no se tienen en cuenta esas otras medidas, da igual tener un sistema de bicicleta pública o tener cien. Una pena lo de Salamanca, una opotunidad perdida.
Otra oportunidad desperdiciada 😦