En nuestra presentación de las 3as Jornadas de la Bicicleta Pública, expusimos que más de la mitad de los sistemas de bicicleta pública españoles registra un número de préstamos por bicicleta y día menor o igual a 0,25, un valor demasiado bajo. Mucho puede hablarse sobre las causas y consecuencias de esta insuficiente rotación, que es un indicador de la eficiencia del sistema. Sin embargo, un valor demasiado alto de la rotación también puede llegar a ser problemático. Aunque a muchos municipios ya les gustaría tener este tipo de problemas, el sobreuso conlleva un desgaste más rápido de las bicicletas, lo cual produce mayor índice de averías y un mayor esfuerzo en redistribución. Estas dos últimas consecuencias tienen efecto negativo en la calidad del servicio y en los gastos de mantenimiento.
Labici, el sistema de bicicleta pública de Gandía nos sirve como ejemplo. Allí en los últimos 12 meses se han registrado más de 625.000 préstamos (Saforguia). Eso, con sus 500 bicicletas significaría una rotación de unos 3,4 préstamos por bicicleta y día. Un escalón por debajo de grandes sistemas como los de Barcelona, Zaragoza o Sevilla, pero entre los valores más altos de España. La empresa que opera el sistema reconoce que “la fantástica acogida del servicio por parte de la ciudadanía nos ha desbordado en algún momento; y ha supuesto un incremento exponencial en las necesidades del sistema: repuestos, mecánicos, o en horas de trabajo”. Por lo tanto, asegura que es “necesario y urgente renovar y ampliar el parque de bicicletas, así como aumentar la capacidad de muchas de las bases actuales»(Saforguia).
Decía que la sobreutilización de un sistema puede llevar a un mayor índice de averías y que eso puede afectar a la calidad del servicio. Pues bien, una inteligente iniciativa se está dando en Valencia para reducir el impacto negativo de esas averías. Allí muchos usuarios han decicido expontáneamente marcar las bicicletas estropeadas dándole la vuelta al sillín. De esta manera facilitan la identificación del ciclo averiado a otros usuarios y a los mecánicos (Las Provincias). Por lo que parece, esto no ocurre sólo en Valencia, sino también en otras ciudades. Había oído hablar de esta iniciativa hace tiempo y me parece fantástica: una muestra de civismo y sentido de la colectividad. Además, hay que destacar que en Valencia el 90% de las bicicletas que se reparan en los talleres estaban averiadas por causas normales de uso y no por vandalismo (Las Provincias).