En diciembre de 2011 se daban a conocer los malos resultados del sistema Albacete-bici en lo que a préstamos se refiere. Teniendo en cuenta que el contrato con la empresa que suministraba el servicio vencía a finales de ese mismo año, el Ayuntamiento cerró el sistema y se dispuso «a buscar alternativas para minorar los costes del servicio e intentar, incluso, que no le cueste ni un solo euro» (La Verdad). Hace pocos días me encontraba con esta otra noticia en la prensa: «El Ayuntamiento de Albacete podría ver cumplido su deseo de mantener el servicio de préstamo de bicicletas en la ciudad a coste cero. La empresa La Bici ha hecho llegar al Consistorio albaceteño su propuesta, que ya funciona con éxito en municipios alicantinos como Denia y Gandía para asumirla también, porque no supone gasto alguno a las arcas municipales» (La Tribuna de Albacete)

Estación de Albacete-bici. Sistema incactivo desde enero de 2012. Foto: La Verdad
Al leer esto no pude reprimir un pensamiento – ¿Es un requisito de la bicicleta pública que tenga coste cero? Yo diría que no. Yo diría que más que un «coste cero» la bicicleta pública tiene que tener un «coste razonable». Sin meterme en el tema de las externalidades, ¿debe acaso tener el transporte público un coste cero para la Administración? ¿Quiere decir esto que el transporte público que «no sale gratis» debe eliminarse? ¿Se deben descartan proyectos de peatonalización o de vías ciclistas sólo porque no tengan un coste cero? Hay que ser ecuánimes y no poner la espada de Damocles encima de la bicicleta pública pidiéndole que salga gratis.
Como Esther Anaya y yo explicamos en las 3ªs Jornadas de la Bicicleta Pública en Santander (ver presentación), lo primero que hay que hacer es valorar los pros y contras de la bicicleta pública para decidir si la implementamos. Si decidimos que sí, entonces hay que definir muy bien los objetivos. Y para que se pueda alcanzar el exito en esos objetivos durante mucho tiempo, el sistema tiene que ser econónicamente sostenible. ¿Y qué significa que sea económicamente sostenible? Pues que su precio se pueda asumir a largo plazo, no que tenga un coste cero. Si exigimos el coste cero, podemos caer en la trampa de implementar o mantener un sistema sólo «porque nos sale gratis». Y eso más que ayudar, perjudica a la imagen de la bicicleta.
Conclusión. Hay que ser exigentes con los sistemas de bicicleta pública. Hay que pedirles resultados e indicadores que midan su éxito conforme a los objetivos planteados. ¿Que eso se consigue a un coste muy bajo o incluso gratis sin mermar su funcionamiento? Pues bienvenido sea. Pero que eso no se convierta en el único criterio a valorar.
Pingback: Dos sistemas de vuelta y dos enfoques | La bicicleta pública en España
Según acabo de leer en facebook Cyma-Señalia Mobiliario manifiesta que el servicio de bicicletas públicas de Gandia tiene un coste de aproximadamente 500.000 € anuales, 20 empleados, y se financia con los abonos de los usuarios y la gestión publicitaria del sistema y sus elementos.
P.D.: ¿Por que resulta tan dificil de creer?
El coste puede ser ese. En cuanto a los ingresos, desde luego de los usuarios sacará poco. Todo depende de cuánto saque por la publicidad en sus bicis y estaciones, pero es mala época para la publicidad…
Vamos x partes, como bien dices si quitan esto q quiten todos los servicios deficitarios.
Y xq q tenga coste? Cuanto dinero se da a fallas? Organizaciones culturales? Religiosas? Semana santa? Y otras tantas?
El euro que te gastas a día de hoy en reducir la contaminación son 10 euros q nos ahorraremos en un futuro (en mi opinión)
Exacto, Vicente. A la bicicleta pública haya que pedirle un rendimiento acorde al gasto y que realmente reduzca la contaminación pero no que salga gratis
No tengo claro lo de la bici pública a coste cero. Soy de Gandia y aqui nos venden la burra que la bici no tiene coste porque la instalación y posterior ampliación del servició se ha pagado con subvenciones del Plan E y la Agencia Valenciana de la Energía (AVEN). ¿A caso no estamos pagando el mantenimiento del servicio?.
Efectivamente, costes de mantenimientos tiene que haber y alguien los estará pagando. La pregunta de es ¿tiene acaso la bicicleta pública que salirle gratis al Ayuntamiento? ¿Es eso un requisito? No lo creo. Lo que es un requisito es que esos costes sean asumibles y que el sistema tenga unos efectos positivos acordes.
Estimado Eneko
Gracias por tu comentario. Me parece interesante tu punto de vista. Me gustaría, sin embargo, aclarar dos cosas cosas.
En mi entrada digo explícitamente que «lo primero es valorar los pros y contras de la bicicleta pública para decidir si la implementamos». Como explicamos Esther Anaya y yo en las 3ªs Jornadas de la Bicicleta Pública, la opción cero debe ser también una opción. Es decir, no todas las ciudades tienen que tener un bicicleta pública.
Tampoco creo que haya que elegir entre bicicleta pública y bicicleta privada. No creo en absoluto que la bicicleta pública sea buena porque sí, como tampoco creo que sea mala por definición. Como he dicho antes, hay sitios donde puede ayudar y sitios en los que no.
Interesante visión de la autojustificación de la bicicleta pública. Todavía hay gente que sigue «colando» el coste cero y todavía hay otros que se lo siguen «tragando» a pies juntillas, sólo por mantener esta gallina que lleva tantos huevos puestos y que para muchos han sido de oro.
Creo que este análisis adolece de lo mismo que otros muchos que se han aupado al carro de la bici pública, tanto como implementadores como como prescriptores o consejeros. Es triste que ante una invención de tal magnitud que ni las mentes más preclaras de la movilidad sostenible albergaban entre sus sueños más descabellados, aún sigamos sin valorar el coste de oportunidad de estas estupendas inversiones y sigamos sin ver que hay ciudades donde, se haga lo que se haga, no van a cuajar porque no pueden… y que mientras tanto habremos hipotecado unos fondos fabulosos para hacer otras cosas para mejorar las condiciones de la bicicleta.
Seguid justificando la bici pública como buena porque sí y seguir difiriendo las verdaderas políticas de promoción del uso de la bici y, más que eso, de la movilidad sostenible en nuestras ciudades. ¡Animo!
Artículo relacionado:
http://bicicletasciudadesviajes.blogspot.com/2011/12/el-coste-de-oportunidad.html