En diciembre de 2011 el servicio de préstamo de bicicleta de Culleredo (La Coruña) cerró porque el Concello decidió reducir su calendario de apertura. A partir de ahora el sistema de bicicleta pública no estará disponible los doce meses del año, como venía siendo habitual, sino sólo seis, del 15 de abril al 15 de octubre. El Concello hace referencia a la baja demanda registrada en el sistema en otoño e invierno y a las condiciones meteorológicas que supuestamente la causan para tomar esta decisión. Sin embargo, la verdadera causa sale a flote en la misma declaración: de esta forma «se ahorra una importante cuantía económica a las arcas municipales» (La opinión de Coruña).

La bicicleta pública y la lluvia. Foto: Raúl Doblado, ABC

No vamos a discutir en este post sobre los recortes ni su efecto en la economía. Tampoco vamos a tratar el tema de en qué partidas se debe recortar más y en cuáles menos. Todo eso merecería un post (y un blog) aparte. Vamos a partir de la hipótesis de que ese ahorro es necesario, y por tanto, desde esa perspectiva, la decisión se puede comprender. Pero mucho ojo a asociar la bicicleta con el verano. Eso es dar pasos atrás en la cultura de la bicicleta. Es asociar la bicicleta al turismo y no a la movilidad diaria. Es normal que en invierno haya menos viajes en bicicleta que en verano a causa de la meteorología. Pero una cosa es que haya menos y otra que haya pocos. Si hay pocos préstamos es por fallos más estructurales en la planificación. Porque en La Coruña llueve mucho, pero en Holanda no cierran los aparcabicis en invierno porque llueva.